Artículo de nuestro director general Marco Zagal.
El año 2020 quedará escrito en la Historia como el año del Coronavirus y del impacto que tuvo en la vida de las personas a nivel global. Ha sido un fenómeno sin precedentes en la historia moderna y, en este escenario, se avecina una Navidad diferente.
Desde Montessori Canela, queremos invitar a todos y todas a rescatar una sensación que muchas familias nos han compartido durante los últimos meses y es que, a pesar de la pandemia, ha sido un tiempo para vivir en familia.
Tener que trabajar y estudiar desde casa ha permitido recuperar dinámicas de compartir juntos mucho tiempo. El confinamiento ha proporcionado un lugar para darnos cuenta de que se puede disfrutar mucho con nuestros hijos, desde lo inmaterial, creando un espacio vinculante entre los miembros de un grupo familiar. Por tanto, esta pandemia también nos ha ayudado a reconectarnos con lo esencial de la vida y del afecto, alejándonos del ritmo vertiginoso al que nos abocan los horarios de trabajo y que relegan la vida familiar a los fines de semana o a algunas horas al final del día.
Por todo ello, invitamos a ver la Navidad de este año diferente, como una oportunidad para vivir la fiesta desde otra mirada, una que ponga el valor en que estar juntos no es una obviedad. Desde Montessori Canela Internacional la celebraremos así, y queremos aprovechar el momento para lanzar algunas ideas en clave Montessori para que todos podamos disfrutar de estas fechas sin caer en desaciertos que puedan perjudicar la educación de nuestros hijos e hijas a largo plazo.
Por un lado, precisar que la Educación Montessori va más allá del ámbito escolar y busca implicar a las familias en esta filosofía de vida. Es un estilo de crianza que consiste en poner al niño o la niña en el centro de su propia construcción como ser humano, con sus aciertos y errores, haciéndolo protagonista de su historia. Es, de alguna manera, volver a conectarnos con ese instinto maternal y paternal que nos dice qué es correcto o no para ellos, dejarse llevar por esas sensaciones, confiar en ellos y en el amor que les damos.
Sin duda hay muchas formas de celebrar la Navidad y de vivir los ritos familiares que la acompañan, como la decoración, los regalos, la música y las costumbres culinarias.
La tradición navideña, aunque apuntalada fervientemente por el modelo de consumo, tiene elementos muy positivos: juntarse con la familia y lo seres queridos alrededor de una mesa; el hechizo y la fantasía con la que la viven los niños; y la idea colectiva de que, por muy heterogénea que sea la sociedad, el espíritu navideño nos une y nos envuelve a todos con su magia. De alguna forma nos dice que durante unos días podemos soltar las responsabilidades adultas, dejarnos llevar y volver a creer.
Y aunque visto así todo parece bonito, es importante tener en cuenta como transmitimos la Navidad, y todo lo que la rodea, a los más pequeños de la casa.
Desde Montessori Canela queremos invitar a vivir esta festividad como un momento dulce y divertido, en el que lo más importante es reforzar los vínculos entre los miembros de la familia, más allá de la vertiente materialista en la que la ilusión va ligada especialmente a los productos que se regalan.
Por otro lado, nos parece importante hacer lo posible por evitar que los regalos sean una especie de premio que, consciente o inconscientemente, se use como una herramienta de control y coacción hacia nuestros hijos. Puede parecer una práctica inocente, pero tiene un impacto peligroso en los niños y niñas. ¿Cuántos de nosotros no hemos caído alguna vez en la facilidad de amenazar con que no vendría Papá Noel si no se portaban bien? Por un lado, esto deja entender que los regalos vienen a cambio de su obediencia y esto se traduce en que los niños actúan como queremos para no ser castigados sin entender realmente por qué es incorrecto su comportamiento. Con este tipo de prácticas, distanciamos al niño de la importancia de la Navidad como un rito familiar y un momento de consolidar los vínculos afectivos, a costa de comprar su sometimiento.
Al mismo tiempo, la fantasía de la historia navideña sobre quién entrega los regalos, Papá Noel o de los Reyes Magos, es una decisión personal y cada familia debe escoger como quiere vivirla. Y aunque la inventiva y la fantasía pueden ser muy positivas para el desarrollo de la imaginación, es también importante ir preparando el camino para los hijos que van llegando a una edad en que pueden descubrir el “secreto” que hay detrás de esta magia. Invitarlos a ser ayudantes de los Reyes puede ser una transición sana y amorosa.
La Navidad vivida como un espacio de fortalecimiento de vínculos puede ser una importante herramienta para robustecer los ritos familiares durante la infancia, ya que estos son factores protectores del aislamiento y la exclusión social. De modo que, dándoles valor en nuestras celebraciones navideñas, los niños integrarán la importancia a esos lazos y serán menos proclives a tener esos y otros problemas a lo largo de su vida.
Por otro lado, los regalos de Navidad no tienen por qué ser todos productos materiales. Se puede hacer la carta a Papá Noel con aquellos juguetes que se desea tener, pero también con aquello que se quiere hacer el año que viene, objetos que hacen falta en casa o experiencias que se agradecen del año anterior.
Como decíamos al principio, la Navidad puede ser celebrada de muchas formas distintas, de tantas como millones de familias la celebran cada año. Pero, si queremos que sean positivas para la vida de nuestros niños, tenemos que ponerlos a ellos en el centro de esta festividad. ¿Y tú, cómo vives la navidad?