Quienes se acercan al mundo de la infancia, bien sea desde la maternidad o desde la educación, tienen ante sí un maravilloso océano de sorpresas por descubrir. Y quienes se aproximan de manera respetuosa, tratando de acompañar a las niñas y los niños desde una posición amorosa y no directiva, se encuentran con un camino que no sólo les va a llevar lejos hacia delante, sino también hacia dentro de sí mismas, para revisarse, limpiarse, desechar viejos patrones y descubrir nuevos modos y maneras.
Maria Montessori habló más de educación que de crianza, pero su visión de la infancia ofreció en su día una mirada que aún hoy, o quizá hoy más que nunca, es completamente aplicable en cualquier aspecto que tenga relación con l@s niñ@s.
Ella habló de “seguir al niño”, de observarles en el sentido más amplio de la palabra. De respetar a su maestro interior, y confiar en sus capacidades sin intervenir innecesariamente. Habló de autonomía y de independencia, de respeto a sus ritmos y a sus tiempos, sin presiones ni exigencias. Habló mucho de entender sus distintas etapas de desarrollo para poder comprender sus necesidades encada momento. Y con todo esto, sentó unas bases que, en resumen, lo que hacen es entender a las criaturas como seres completos que se están desarrollando, pero que, al igual que las semillas, traen consigo toda la información necesaria para crecer y madurar de la mejor de las maneras, si no se les obstaculiza este tránsito.
¿Y qué necesita una semilla que brota para poder crecer? Con agua, tierra y luz, ese brote minúsculo puede llegar a convertirse sin la ayuda de nadie en un gran árbol. Los seres humanos necesitamos también unas condiciones básicas para desarrollarnos, igual que las plantas: Temperatura adecuada, alimento, protección… Sin embargo esa es solo una parte. Nosotros necesitamos cubrir también unas necesidades digamos espirituales, relacionadas con el vínculo a nuestros seres cercanos, algo que para resumir mucho podemos llamar amor. Sin el amor podemos crecer, pero no lo haremos de la misma manera.
Hagamos pues un recorrido por tres aspectos importantes de una crianza basada en el amor.
1- El vínculo materno sagrado
Y por materno entendemos la figura de referencia principal, sea ésta o no la madre biológica. Cuando un bebé humano nace es completamente indefenso en todos los sentidos. Depende de otros adultos de su especie para moverse, alimentarse y por tanto, sobrevivir. Estamos genéticamente diseñados para establecer un vínculo con nuestras crías que a lo largo de la historia nos ha permitido sobrevivir como especie. Nuestras ancestras no se separaban de sus crías, sino que las integraban en su vida cotidiana convirtiéndose en único ser con dos latidos. Los bebés recién nacidos necesitan el calor y el alimento de manera continua, se tranquilizan escuchando el sonido del corazón, que les recuerda a su estado intrauterino, ofreciéndoles calma y sosiego. La lactancia materna a demanda, el porteo y el colecho son tres maneras de afianzar este vínculo tan necesario, de asemejarnos a nuestras antecesoras en su intuitiva manera de criar mamíferos, pues es este el rasgo que nos define como categoría. Somos mamíferos.
Y preservar, siempre que se pueda, la lactancia materna, va a garantizar a nuestras crías una nutrición adaptada exactamente a sus necesidades, además de cubrir otros muchos aspectos emocionales de cercanía, contacto y calor.
El porteo nos permite estar en contacto continuo piel con piel, sabiendo en todo momento como se encuentra nuestro hijo, permitiendo la lactancia a demanda con facilidad y dejándonos los brazos libres para otros menesteres. Además integra a la criatura en la vida cotidiana y le hace partícipe del mundo que le rodea, aprovechando ese momento de su mente absorvente para ir progresivamente impregnándose de su ambiente, de su lengua materna, de su cultura, y de todos los estímulos que le rodean.
El colecho es la mejor manera de atender por la noche a nuestros hijos garantizando también nuestro propio descanso. Los primeros meses de vida no tenemos la pauta del sueño establecida, eso significa que los bebés no distinguen aún el día de la noche y se despiertan cada cierto tiempo, necesitando en estos intervalos su alimento. Durmiendo cerquita podemos alimentarlos, vigilarlos y en general, descansar sin sobresaltos. Y por supuesto seguimos contribuyendo a cubrir “las tres ces de la esfera emocional”: Cercanía, contacto y calor.
2- Los límites
Este es un tema muy controvertido, ya que en un primer momento podemos asociar el concepto de límite al de privación de libertad. Sin embargo, si observamos a cualquier mamífera, veremos como ellas los establecen con total claridad, mediante gruñidos de advertencia o incluso mordiscos en caso de necesidad, para prevenir a sus crías de comportamientos temerarios o peligrosos que podrían poner su vida en riesgo.
Los límites son necesarios. Sin embargo existen muchas maneras de establecerlos y esto puede hacerse desde muchos lugares. Los límites deben ser pocos, claros e inquebrantables. Y no deben confundirse con las normas o acuerdos, que son revisables y modificables. Veamos un ejemplo, que generalmente resulta indudable: Si ante nosotros hay una autovía, donde pasan coches a 120 kilómetros por hora, nunca vamos a dejar a nuestro hijo experimentar ni acercarse. Tenemos claro que el peligro que conlleva no compensa ningún aprendizaje que pudiera recibir. Y somos claros y concisos a la hora de establecer ese límite.
Cuando un bebé empieza a desarrollarse, el mundo que le rodea es inmenso, inabarcable, incognoscible…. Los límites, siempre que sean sensatos y establecidos desde el respeto, les ayudan a situarse y les proporcionan seguridad en medio de ese caos. Por tanto, es nuestro trabajo elegir cuáles deben ser esos límites; y luego ser consecuentes y firmes a la hora de marcarlos, explicarlos y mantenerlos.
3- La observación
Y por observar no nos referimos únicamente a mirar, en el sentido de ver. Nos referimos a observar en el sentido de percibir todo lo que rodea al niño, en lo visible y en lo invisible. Tratar de eliminar el juicio y todo lo subjetivo para apreciar de la forma más neutra posible lo que nos muestra esa personita. Qué le interesa, que necesita. Qué busca, en qué momento se encuentra. Qué cosas podemos modificar en casa para permitir su libre movimiento de forma segura. Cómo podemos organizar el espacio y preparar el ambiente para el bienestar de toda la familia permitiendo al mismo tiempo la autonomía del bebé/niño, para que pueda alcanzar lo que necesita, realizar las actividades de las que ya sea capaz con muebles u objetos adecuados a su tamaño.
Por observar me refiero a un trabajo constante, que no termina nunca, y que también tiene mucho de confiar en nuestro instinto, de trabajarnos como personas, de no dejar de leer y aprender, y compartir con otras familias, de revisar creencias, de tener una mente abierta y dispuesta a reconocer una y mil veces que nos equivocamos; y que no pasa nada, ya que los errores son también parte del proceso, y nos permiten avanzar, sin culpa ni castigo.
Observar, al fin y al cabo, es una gran manera de ser humildes y reconocer, que son ellos quienes tienen muchísimo que enseñarnos. Y no solo sobre la infancia, sino también sobre nosotros mismos y sobre muchas cosas del mundo que al crecer hemos ido olvidando. Observar engloba muchísimas cosas, pero lo podemos resumir de la siguiente manera: Es abrir una puerta al infinito océano de posibilidades que nos va a ofrecer bajarnos del pedestal de adultas para bucear a su lado descubriendo de nuevo los secretos y tesoros escondidos en las profundidades.
Es una invitación a comenzar un viaje, una aventura, que nos cambiará para siempre.
Desarrollo saludable
Y para ahondar un poco más en estos temas, de los que acabamos de dar tan solo una sutil pincelada, Montessori Canela nos brinda la ocasión, esta semana, de realizar un curso más específico: Desarrollo Saludable, con María Gómez, en el que se tratarán los siguientes temas:
-Renovar las creencias.
-Crianza con apego
-Conflicto, rabia y angustia
-Crear valor
-Taller de sexualidad infantil
María Gómez es mamá de dos, y también Educadora Social especializada en Crianza y Educación, Directora del Espacio de Acompañamiento Respetuoso La Caracola, Secretaria de APPSI (Asociación para la Promoción de la Salud Infantil) y autora del Blog Crianza Saludable, entre otras muchas cosas.
Si quieres saber más puedes navegar por su web pinchando en el siguiente enlace:
https://www.crianzasaludable.com
El curso estará disponible en el Aula Virtual de OMCI a partir del martes 16 de junio a las 19:00 (Hora de España Peninsular).
Y no lo olvides ¡El jueves 18 de junio te esperamos con un nuevo Webinar! Toda la información en nuestra web:
https://montessoricanela.com
Montessori Canela, a tu lado en los momentos más difíciles.
Contribuyendo a la auto formación, para la transformación de la educación.