Es innegable que Montessori está de moda. Cada vez aparece más publicidad llena de promesas que promueven soluciones inmediatas a problemáticas complejas de familias y escuelas. Erróneamente se ha transmitido que al utilizar lo que se conoce como ‘Método Montessori’ se resolverán por arte de magia gran parte de los problemas relacionados con la crianza y el aprendizaje. Existen muchos ‘mitos urbanos’ al respecto, desde la exclusividad de esta mirada solo para los primeros 6 años de vida, hasta vincular el ‘método’ con una serie de materiales inaccesibles aún en muchos países. Observando las redes sociales, nos damos cuenta de que a todo le ponen el nombre Montessori: “silla Montessori”, “tijeras Montessori”, “actividad Montessori”, “cumpleaños Montessori”, “mesa de la paz Montessori” …y esto desvía la atención de lo realmente importante.
Hay un universo de posibilidades que forman parte de la base y de la esencia de este tipo de educación, unos elementos que logran dan cuenta del por qué Maria Montessori no creó un método, sino que lo que hizo fue aplicar el método científico a la pedagogía. Una de las claves que ha hecho trascender su trabajo, justamente es la incorporación de una Pedagogía Científica que permite dar un paso más allá, y comprender que somos un todo interrelacionado, siendo la vida psíquica del ser humano algo necesario de cuidar en un Ambiente Preparado para su total e íntegro desarrollo. Es en este entorno de aprendizajes donde se viven experiencias cotidianas que favorecen el autoconocimiento, la vida comunitaria, la co-creación de conocimientos y la integración de saberes.
Hemos de tener en consideración que además del conocido “Ambiente Preparado Físico” en el que están disponibles, secuenciados con rigurosidad y accesibles a los niños todos los materiales “Montessori” y propuestas de todas las áreas de aprendizaje, existe el Ambiente Preparado Psíquico (concepto desarrollado en OMCI Organización Montessori Canela Internacional).
Tal y como señala Betzabé Lillo Orellana “un Ambiente Preparado es, por un lado, todo lugar donde habite un niño o adolescente. Se ha de considerar tanto el Ambiente interior -sala de clases, casa-, como el Ambiente intermedio -pasillos, terrazas- y el Ambiente exterior -desde el patio de la escuela, ampliando al barrio-), es decir, todos los entornos socioeducativos. Por otro lado, también es el clima afectivo-emocional que envuelve todas estas experiencias cotidianas, convirtiéndose en un marco de referencia esencial para una vida más plena y sana, siendo los adultos parte del Ambiente. Por eso es clave el autoconocimiento; un buen diseño e implementación del Ambiente Preparado depende en gran parte de esto: la preparación del adulto no sólo en relación a los conocimientos ‘conceptuales’ sino que también en el ámbito de la autoobservación, pues la observación científica es la base del método Montessori”.
Este tipo de educación busca acompañar el proceso de configuración de la personalidad y del carácter de cada ser humano desde los 0 a los 6 años, continuar este camino de autoconocimiento durante toda la educación Primaria y Secundaria (hasta los 18 años). Para ello, el trabajo ‘académico’ que se realiza es una herramienta que ayuda al proceso de desarrollo en todos los ámbitos de la vida: intelectual, social, emocional y espiritual, porque somos un todo integrado.
“El Ambiente Preparado Psíquico (emoción-mente-espíritu) es la base para construir cualquier Ambiente Preparado, en cualquier rincón del planeta. La calidad de los aprendizajes está en relación con la calidad de vida emocional de un niño.” (Marco Zagal).