Estamos inmersos en un sinsentido donde incluso las dinámicas familiares quedan subordinadas a los ‘deberes escolares’ que se ‘deben’ hacer en casa. Muchas familias se ven en la encrucijada de llegar de prisa del trabajo y los niños cansados de la escuela, deben tomar un breve descanso ¿para qué? para hacer deberes. Los fines de semana están sujetos también a este aspecto, y lo obligatorio (que ya lo es durante casi 40 horas a la semana) se apodera también de los espacios donde madres y padres deberían poder decidir con toda libertad cómo quieren vivir su vida y qué quieren transmitir a sus hijos e hijas.
La generación de hábitos en la infancia se puede lograr desde diferentes instancias. Qué más agradable que leer por el gusto de leer, que escribir una receta para preparar galletas, calcular las cantidades, buscar los recursos para adquirir los ingredientes y ser conscientes de las texturas, sabores y aromas, ser parte de un proceso de aprendizaje continuo. Porque eso es el aprendizaje, es parte de la vida misma y no se aprende más porque se hagan deberes escolares en casa. Justamente es en la vida cotidiana donde se aplican todos aquellos conocimientos que a veces quedan representados en un ámbito abstracto en las escuelas.
Como sociedad deberíamos preguntarnos cuál es el origen de la desmotivación por el aprendizaje, cuando aprender es una característica natural de las personas y sólo se aprende realmente lo que nos interesa.
Algunas ideas para realizar en casa:
- Definir juntos el menú semanal
- Hacer la lista de la compra
- Que los niños y niñas paguen la compra
- Cuidado de las plantas o animales
- Programar itinerarios/salidas: Ver un mapa, planear la ruta