La libertad que existe en estos entornos de aprendizaje debe considerarse como una finalidad de la educación. Es a través de la libertad de movimientos y de elección de sus actividades educativas la forma en que desarrollan sus talentos, no a través de la imposición arbitraria por medio de la cual se les intenta hacer creer que deben escuchar tal y cual contenido porque lo necesitan. Para hacer algo en libertad, es necesario poder hacerlo, saber hacerlo y disfrutar haciéndolo.
Hemos de promover acciones cotidianas que son básicas para convivir y facilitar una vida emocional sana tales como:
- Pocas normas, que sean consistentes y puedan sostenerse en el tiempo
- Comunicación verbal de parte del adulto, acorde a la etapa de desarrollo del niño
- Favorecer espacios educativos dialogantes y democráticos
- Conjugar adecuadamente libertad y límites
- Cuidar el contacto visual al hablar, así como favorecer la escucha activa
- Cuidar la intimidad de la otra persona y no exponerla arbitrariamente ante el grupo
- Ponerse a la misma altura del otro, para favorecer el contacto visual
- Cuidar el tono y volumen de la voz
- Ser conscientes de nuestro lenguaje corporal
- Estar en el ‘presente’ desde una presencia real y sincera que no emite juicios de valor
- Siempre ser 1 a 1 (evitar que al mediar un conflicto estén presente dos adultos y un niño).
- Diseñar e implementar adecuadamente el Ambiente Preparado
- Estar en un constante proceso de autoconocimiento
- Trabajar en red con otros adultos que se encuentran en un proceso de auto observancia similar
- Comprender lo que implica una Pedagogía Científica como lo plantea Maria Montessori, a través del aprendizaje vivencial
- La observación científica se transforma entonces en una de las principales herramientas del quehacer pedagógico diario, lo cual ayuda a personalizar los procesos de cada niño
Todos estos elementos van de la mano con el trabajo del adulto y el Ambiente Preparado. Si existe un Ambiente adecuado, éste actuará de forma positiva en las vidas de quienes coexisten allí, lo cual se refleja a través de comportamientos positivos al interior de cada grupo y comunidad educativa.
Hay que crear escenarios o microambientes dentro del propio centro escolar o en el hogar que garanticen entornos ricos y estimulantes, que a la vez sean espacios de referencia para todos quienes allí habitan. Es una de las tareas esenciales del Adulto Preparado.