La médico pediatra, escritora y divulgadora, Lucía Galán, nos ayudará a entender el desarrollo mental de los niños de 0 a 3 años y ayudarlos en su crecimiento.
Lucía Galán es una de las voces más importantes y relevantes del panorama español en cuanto a pediatría se refiere. Tiene en Alicante su propio centro médico “Centro Creciendo” desde el año 2016 y ha publicado nueve libros con la editorial Planeta sobre el bienestar en la crianza. Su último libro publicado por la Editorial Planeta es “La vida va de esto” en el que hace reflexiones sobre sus experiencias personales como madre y pediatra.
La pediatra tiene claro que los padres “somos maravillosamente imperfectos” ya que todas nuestras ideas preconcebidas de cómo va a ser nuestro hijo y cómo lo vamos a criar cambian en el momento de tenerlo y afrontar la realidad. “Tenemos una mentalidad muy rígida con unas expectativas mucho más altas de lo que luego se van a llevar a cabo. Sin darte cuenta has programado a la persona que va a ser tu hijo, su forma de ser, cómo se va a comportar, al colegio al que lo vas a llevar….”, razona Galán. “El secreto de esa felicidad que todos buscamos está en ir superando las adversidades e ir adaptándonos al cambio“.
La perfección no existe y tampoco es bueno para nuestros hijos el intentar que nos vean como seres perfectos. “No pretendamos ser personas perfectas ni tener hijos perfectos porque esto no es real”, sentencia la médico puesto que “la perfección no educa, educa el error, la equivocación y educas sobre todo esa rectificación que hacemos por corregir lo que aprendemos”.
Aprender a comunicarnos con nuestros hijos de 0 a 3 años
De 0 a 3 años el lenguaje no está desarrollado aún. Nos comunicamos con nuestros hijos de una manera diferente que la comunicación verbal. Nuestros hijos aún no se pueden expresar con palabras por eso es “muy importante que los padres entiendan que el cerebro del niño nace de una forma muy rudimentaria, con unas conexiones neuronales todavía muy vírgenes“. Esas conexiones neuronales se establecen, se unen, se fusionan y se crean en función a los estímulos.
Si no estimulamos al bebé con las caricias, con el mimo, con los besos, con el contacto físico esas conexiones no se establecerán. “Si tú le hablas a tu bebé, si tú le sonríes, si tú le hablas en un tono (aunque no te entienda lo que le estás diciendo si entiende el sonido que estás utilizando) estamos continuamente estimulando su cerebro”, valora Lucía Galán.
Claves para desarrollar la autonomía en la etapa de 0 a 3 años
“La sobreprotección en la infancia lo único que consigue es desprotegerles frente a la vida”, sentencia la pediatra. El niño tiene que aprender a valerse por si mismo y para eso tenemos que ofrecerle las herramientas para conseguirlo. Los niños son esponjas que imitan los comportamientos. Usan las llamadas neuronas espejo (que son neuronas que imitan lo que ven en la persona cercana) y aprenderán a base de practicar y ejercitar y si no hay entrenamiento no hay aprendizaje.
“Cuando el niño lo hace por sí mismo y lo consigue recibe ese refuerzo positivo de sus profes o de sus padres y eso es un chute de autoestima para ellos”, explica Galán. Esa reafirmación consigue que la siguiente vez el niño lo haga en menos tiempo.
Principales temores de los padres primerizos
El primer temor es el miedo a no hacerlo bien porqué tenemos altas expectativas. “Cuando tenemos un hijo, la obsesión de los padres es hacerlo bien”, afirma Galán que asegura que “más importante que hacerlo bien es hacerlo bonito. Hacer este viaje bonito que nuestros hijos tengan un recuerdo bonito de su infancia”.
El segundo temor es a que nuestros hijos enfermen. Cuando nos convertimos en padres el cerebro se transforma, cambia, se despiertan unas áreas cerebrales que hasta entonces estaban apagadas y desarrollamos una capacidad empática y compasiva hacia el dolor ajeno. “A veces este miedo se convierte en una fobia, en una verdadera obsesión hasta el punto en el que, en ocasiones, les he recomendado a los padres pedir ayuda profesional. Ir a un psicólogo o incluso al psiquiatra porque no es bueno para el desarrollo de sus hijos que tengan como referentes a padres miedosos”.
El tercer miedo es que como padres faltemos, no estemos. Es un miedo normal que todos los padres han tenido, pero no nos tenemos que obsesionar con ello. “Un miedo mal gestionado se puede convertir en una fobia. Es bueno tener miedo de forma puntual ya que nos mantiene alertas y nos protege como especie pero estamos aquí para hacer el viaje bonito y disfrutar”.
¿Qué podemos hacer para ayudar en el desarrollo de nuestros hijos de 0 a 3 años?
Lucía Galán aconseja a aquellos padres que tienen que dejar a sus hijos en las guarderías por necesidad que se quiten la culpa de tener que hacerlo ya que “la culpa no nos sirve de nada, nos hace proyectar una imagen a nuestros hijos triste, agobiada, enfadada y no les nutre emocionalmente”.
Con los profesionales de la educación a los que dejamos nuestros hijos debe haber comunicación. “Me gusta cuando los padres hablan con las profes de las escuelas infantiles y les cuentan que han hecho y reproduzcan estas actividades también en casa realmente”. Nuestros hijos deben ver que tanto profesores como padres les quieren incondicionalmente y están ahí para acompañarles y ayudarles en el proceso de aprendizaje.
Galán prefiere una educación con menos dogmas. “La vida es cambio, la ciencia es cambio, entonces en la educación tendría que ser igual. A veces me da la sensación de que se transmiten los conocimientos a nuestros hijos como si fuesen dogmas de fe y esto es así lo tienes que memorizar. Me gustaría que tuviesen una educación basada más en el pensamiento crítico”, argumenta la médico.
Los profesores tienen también la responsabilidad importante de acompañar, potenciar y empoderar a sus alumnos. Sin olvidar educarles y moldearles pero siempre respetando al niño, no humillándolo.
En Montessori existe la figura del adulto preparado que es aquella persona que trabaja con los niños desde el autoconocimiento.
“Tu hijo no ha nacido para cumplir tus sueños, ha nacido para cumplir los suyos”, razona Lucía Galán. “Es un mensaje poderosísimo porqué lo veo como pediatra cada día de padres que proyectan lo que ellos son” y eso genera frustración en nuestros hijos al no cumplir nuestras expectativas. Galán llega a la conclusión de que “nuestros hijos no nos pertenecen, son personas independientes y tienen derecho a ser felices y llevar la vida que ellos escojan. Acepta a tu hijo como es y acéptate tú como eres con tus limitaciones. Tu responsabilidad como padre o como madre es seguir dándoles esas herramientas que necesitan para seguir progresando como personas”.
¿Se puede recuperar el aprendizaje en etapas posteriores?
El cerebro nunca deja de aprender. El cerebro sigue aprendiendo, se sigue transformando y las neuronas se siguen regenerando y siguen estableciendo conexiones.
Existen padres que se interesan por la educación de sus hijos en el momento en el que entran al cole a los tres años. Antes no tienen conocimientos ni educación en este aspecto y han tirado del sentido común y de instinto. “No hay una etapa más importante que otra, todas son importantes y lo que no hemos hecho en una podemos recuperarla en otra”, afirma la pediatra
¿Cómo gestionar las rabietas en niños de 0 a 3 años?
El cerebro del niño es distinto del cerebro del adulto por lo que no debemos gestionar una rabieta desde el cerebro adulto. “El cerebro del niño tiene una corteza prefrontal (el área que tenemos en el cerebro encargada del razonamiento, del juicio, del autocontrol) muy poco desarrollada”. Por lo tanto, tienen muy poco razonamiento, juicio y autocontrol, así que por muchas explicaciones que les demos, no tienen las conexiones como para entenderlas.
Los niños trabajan mucho con su cerebro inferior, su sistema límbico, su sistema amígdala que es pura emoción en el aquí y ahora. Entonces las rabietas que tienen los niños pequeños normalmente suele ser por motivos banales y que tiene muy poca importancia para nosotros. Esto es una fase del desarrollo de los niños.
En estos casos tenemos que tener claro que no estamos haciendo nada mal, ni a nuestros hijos les pasa nada malo. Son niños normales que en momentos puntuales tienen estas explosiones en las que ellos irán aprendiendo a regularse. Los niños poco a poco aprenderán a gestionar los conflictos a los que se enfrentarán en su vida desde su corteza prefrontal.
Cuando nuestro hijo está gritando, llorando, si nosotros gritamos, él gritará más y si le pegamos, el nos pegará. Entonces lo primero que tenemos que hacer es bajar el tono, acompañarle e intentar abrazarle, sostenerle, aguantarle pero que él vea que nosotros estamos ahí.
Otros niños, por el contrario, en ese momento de explosión te piden a gritos que te separes. Entonces te separas un poquito y lo pones ahí a tu lado y poco a poco haces acercamientos. Todo ello sin enfadarnos ni gritar ya que no ellos aún no saben gestionar su frustración. “Aprenderá a través del ejemplo viendo nuestra calma y autocontrol porque detrás de un papá que se autocontrola tendremos niños que se autocontrolen y adolescentes bien regulados”.
Recomendaciones literarias para la crianza entre 0 a 6 años
“El cerebro del niño” y “Disciplina sin lágrimas” del psicólogo de Daniel Siegel.
“El concepto del Continuum” de Jean Liedloff.
“El cerebro del niño explicado a los padres” de Álvaro Bilbao.
“Hijo, tú vales mucho” y “Cuatro claves para que tu hijo sea feliz” de Fernando Alberca de Castro.
“El cerebro adolescente” de David Bueno.
“Educar para un nuevo mundo”, “El niño en familia”, “Lo que deberías saber acerca de tu hijo” y “La mente absorbente del niño” de María Montessori.
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