Arrojaremos luz sobre este tema de vital importancia en el desarrollo de nuestros hijos y cómo tratar el apego o el desapego en la infancia.
Un punto clave para el desarrollo de la autonomía de nuestros hijos es entender el concepto de apego o la falta de él.
Nosotros, como padres, tenemos unos fuertes vínculos con nuestros hijos. Es lo que se considera el apego. A medida que nuestros hijos van creciendo debemos dotarlos de las herramientas necesarias para desarrollarse individualmente sin que tengan esa necesidad biológica de dependencia hacia nosotros. Es un proceso largo y en este post queremos ayudaros a comprenderlo.
Teoría del Apego
La teoría del apego se gestó a principios del siglo pasado, concretamente en el año 1907. Esta teoría nació para intentar dar explicación a las diferencias individuales (también llamados estilos de apego) respecto a cómo la gente piensa, se siente y se comporta en las relaciones interpersonales.
El concepto de “apego” viene a hacer referencia a los vínculos emocionales que las personas forman con otras personas a lo largo de toda su vida. El primer apego sería con nuestros padres, después con nuestros amigos, con nuestras parejas, nuestros compañeros y nuestros hijos.
John Bowlby, uno de los psicólogos del desarrollo más influyentes, es considerado el padre de la teoría del apego. Bowlby teorizó sobre este hecho y llegó a la conclusión que el apego se inicia en la infancia y continúa a lo largo de la vida. El psicólogo aseguró que existen sistemas de control del comportamiento que son innatos y que son necesarios para la supervivencia y la procreación de los seres humanos.
Desde muy pequeños nuestros hijos poseen un comportamiento innato que les lleva a querer explorar cosas nuevas. Esta necesidad de los niños de conocer cosas nuevas a veces les lleva a encontrarse con elementos o situaciones que son peligrosas o les causa temor. Entonces la primera reacción de nuestros hijos será buscar la seguridad y protección de su cuidador principal, que suelen ser los padres.
Tipos de Apego
Existen diferentes tipos de apego en relación al grado de confianza que tienen nuestros hijos con nosotros:
El apego seguro: Los niños con este tipo de apego ven a sus padres (o análogos) como figuras confiables, a las que pueden recurrir en el supuesto de que sus pesquisas sobre el entorno impliquen accidentalmente una situación de peligro potencial. Estos niños suelen necesitar a sus padres cuando experimentan alguna emoción difícil, para sentirse seguros. Cuando los padres desaparecen se sienten incómodos solo al principio, pero se reponen cuando vuelven con ellos. Es la forma más común de apego.
El apego preocupado o ansioso: En este caso, los niños con este tipo de apego no están seguros de disponer de la ayuda necesaria en momentos de inseguridad. Esto provoca que su interés por el entorno se vea condicionado por el miedo. Así que su exploración del mundo se queda limitada por una inseguridad latente pero constante. Esta inseguridad crece en los casos en los que los padres recurren a la amenaza de abandono como mecanismo para controlar las conductas disruptivas de sus hijos.
El apego evitativo o temeroso: Los niños con este patrón de apego perciben que todo intento por buscar el confort que puedan proporcionarle sus padres acabará en una situación de burla o desprecio. Además notará la ausencia total de protección y seguridad junto a una nociva sensación de indefensión. Esto provoca que el niño busque una posición de autosuficiencia para construir escenarios en los que sentirse seguro sin la contribución de los demás.
El apego desorganizado: Los niños con este apego viven situaciones en las que sus figuras de apego son amenazantes. Por ello adoptan una actitud negligente o incluso abusiva. Esto hace que el niño no puede asumir una emancipación física o emocional y permanece próximo a la mala influencia de sus cuidadores. En su presencia o ausencia se muestra ansioso, caótico y desorganizado.
Tenemos que tener presente que el cerebro de nuestros hijos tiene el potencial para construir una vida feliz y debemos hacer lo posible para fomentarlo. Hay que tener en cuenta las etapas de su desarrollo y ayudarle a que tenga la autonomía suficiente para que consiga las herramientas necesarias que le sirvan para formar su personalidad. Los primeros años serán clave en este aspecto.
Elementos clave para desarrollar su autonomía y el desapego
Nuestra forma de comportarnos con nuestros hijos será esencial para su correcto desarrollo. Debemos tratar a nuestros hijos con cuidado, cariño y paciencia. Así conseguiremos que tengan una personalidad fuerte. Para conseguirlo debemos conocer la forma en que se comunican nuestros hijos para poder mantener una comunicación con ellos. Debemos crear una base de seguridad y confianza. Como padres es nuestra obligación responder a sus necesidades. Mostrarle afecto, jugar con nuestro hijo, abrazarlo y acariciarlo fortalecerá su desarrollo y su autonomía.
La importancia del desarrollo de la autonomía en el hogar
Para profundizar en este tema el co-fundador de Montessori Canela Internacional, Marco Zagal, ofrecerá un taller sobre “Cómo desarrollar la autonomía en el hogar para niños de 0-6 años” el próximo sábado 21 de mayo en Barcelona. La duración de este taller será de 3 horas (de 10h a 13h).
Marco Zagal dará las claves a los inscritos para un correcto desarrollo de autonomía. Esto nos ayudará a establecer vínculos fuertes con nuestros hijos que serán de ayuda para que tengan más independencia y no dependan tanto de nosotros como adultos.
Este taller se basará en los principios de la Filosofía Montessori:
- Profundo respeto al niño, sus ritmos, intereses y necesidades.
- Trabajo congruente con las verdaderas necesidades del niño según el plano de desarrollo en el que se encuentra.
- Trabajar siempre hacia la independencia, somos una ayuda a que el niño vaya logrando diferentes niveles de independencia según su etapa.
- Construir una sociedad por cohesión, y ofrecer una educación para la paz.
- Encontrar y responder a nuestra misión cósmica como individuos y como especie.
- Buscar una autodisciplina, tanto en nosotros como en el niño.
Los interesados en participar en este taller podrán hacerlo inscribiéndose en el siguiente enlace.
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