La conexión con nuestro yo interno, con nuestras emociones, sentires y expectativas va más allá que encontrar espacios destinados a este desarrollo personal, que también son muy importantes de tener y cuidar. Este autoconocimiento, este estado de presencia y escucha, nos acompaña en todos nuestras actividades de la vida.
Teniendo claro esto, hace mucho sentido la preparación del adulto como parte del Ambiente Preparado, desde una perspectiva integral, desde el desarrollo humano y espiritual. El tratar con otro y estar al servicio en una comunidad educativa no significa olvidarse de uno mismo, por el contrario requiere de un profundo estado de conciencia.
Al enfrentarnos a situaciones con niños, niñas y adolescentes, como por ejemplo el inicio del año escolar que es desafiante, necesitamos interactuar con ellos en base a nuestra percepción y conexión con la realidad y no en base a nuestro sistema de creencias, necesitamos mirar hacia adentro.
Solo cuando se está bien con el niñ@ cuando está bien consigo mismo; si uno no está bien consigo mismo es imposible que pueda dar algo al otro.